El Banco Central Europeo recortó las tasas de interés el jueves por séptima vez para contrarrestar las preocupaciones sobre el crecimiento económico alimentadas por la ofensiva arancelaria del presidente estadounidense Donald Trump.
La medida del banco debería apoyar la actividad económica en los 20 países que utilizan el euro al hacer que el crédito sea más asequible para los consumidores y las empresas.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, afirmó en una conferencia de prensa posterior a la decisión que «la gran escalada en las tensiones comerciales globales y la incertidumbre asociada probablemente reducirán el crecimiento en la zona euro al frenar las exportaciones».
Y esto podría arrastrar hacia abajo la inversión y el consumo», expresó.
El consejo encargado de ajustar las tasas decidió en la sede del banco en Fráncfort bajar la tasa de referencia en un cuarto de punto porcentual a 2,25%. El BCE ha estado reduciendo las tasas de manera constante después de subirlas drásticamente para combatir la inflación de 2022 a 2023.
Ahora que la inflación ha cedido, las preocupaciones sobre el crecimiento han tomado protagonismo. La economía en los 20 países que utilizan el euro creció un modesto 0,2% en los últimos tres meses de 2024. La inflación fue del 2,2% en marzo, cerca del objetivo del banco del 2%.
Los analistas ya esperaban el recorte dado el repentino impacto sobre las perspectivas de crecimiento de la eurozona tras el anuncio de Trump el 2 de abril de subir los aranceles a los bienes de otros países del 10% al 49%. La Unión Europea enfrenta un arancel del 20%.
En la última reunión del banco, el 6 de marzo, Lagarde planteó la posibilidad de una «pausa» en la serie de recortes de tasas del banco. Pero esa opción quedó prácticamente eliminada con el anuncio de Trump.
La tasa de referencia del banco guía los créditos en toda la economía. Tasas de interés más bajas significan préstamos más económicos para comprar bienes que van desde viviendas hasta equipo de fábrica. Eso apoya el gasto, la inversión empresarial y la contratación.
Trump suspendió los aranceles por 90 días, pero la posibilidad del arancel del 20% que ha propuesto para Europa dejó a economistas y responsables políticos preocupados de que los costos más altos pesen sobre la actividad empresarial, y conduzcan a un crecimiento más lento o incluso a una recesión si se implementa ese impuesto. Estados Unidos es el mayor socio comercial de Europa, con un intercambio de unos 4.400 millones de euros (5.000 millones de dólares) en bienes y servicios.
La incertidumbre es otro factor que podría ralentizar la economía, ya que la pausa de Trump para las negociaciones deja incierto dónde se establecerá realmente la tasa arancelaria. Las empresas pueden posponer la toma de decisiones si no saben cuáles serán sus costos.
Los funcionarios de la Unión Europea han ofrecido a Trump una opción de «cero por cero», donde ambas partes eliminarían los aranceles sobre bienes industriales, incluidos los automóviles. Pero Trump ha dicho que eso no será suficiente y ha planteado la posibilidad de que Europa importe grandes cantidades adicionales de gas natural licuado de Estados Unidos.
Los economistas del banco Berenberg piensan que para mediados de año algunos de los aranceles se negociarán, terminando en alrededor del 12%. Sin embargo, eso sigue siendo alrededor de 10 puntos porcentuales más alto que los aranceles promedio antes de Trump. Además de eso, hay un arancel separado del 25% sobre automóviles, aluminio y acero de todos los países. El arancel sobre automóviles afectará duramente a la prominente industria automotriz de Europa, y Trump ha indicado que eso no está sujeto a negociación.
Lagarde dijo que la «nube de incertidumbre» sobre los aranceles significaba que las decisiones sobre las tasas en el futuro tendrían que tomarse caso por caso, dependiendo de lo que suceda durante la tregua arancelaria de 90 días.
«Hay una negociación en curso, los jugadores alrededor de las mesas han declarado su posición, se han hecho propuestas, al menos de un lado, pero todo eso podría cambiar», manifestó.
«Hay un grado de imprevisibilidad que se suma a la incertidumbre».
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