La pareja de Viridiana falleció y en su empresa le otorgaron dos días para procesarlo, así como recuperarse física y emocionalmente, además de desahogar todos los trámites que conlleva una muerte. “El cáncer no sólo agota el enfermo, también a quienes lo cuidan”, advierte.
Cuenta que en octubre de 2019 falleció su pareja, con quien compartió ocho años de vida en unión libre. Murió a causa de un cáncer de testículos que, con el tiempo, hizo metástasis en pulmón y páncreas.
“Desde antes de su fallecimiento, yo ya había comunicado la situación a mi jefa directa y a los superiores, advirtiendo que, en algún momento, podría necesitar ausentarme por razones personales graves”, relata.
El 17 de octubre, que fue viernes, ocurrió el deceso. Avisó de inmediato a su jefa, y en Recursos Humanos le dijeron que, por política de la empresa, sólo le correspondían dos días por duelo.
“Me explicaron que el viernes contaría como el primer día, el lunes como el segundo, y que el martes ya debía estar de regreso en la oficina”.
Viridiana tuvo suerte, pues su jefa mostró empatía y movió cielo, mar y tierra para que le dieran al menos un poco más de tiempo. Primero pidió 15 días, pero Recursos Humanos se negó rotundamente. Al final, y solo porque algunos directivos intervinieron a su favor, lograron que le concedieran siete días. “No fue mucho, pero al menos me dio un poco de margen para respirar, acomodar papeles y empezar a procesar todo lo que estábamos viviendo”, dice.
Y sí, Viridiana “tuvo suerte”, porque la licencia por luto en México no está dentro de la Ley Federal del Trabajo (LFT), los días que recibió fueron a discreción de la empresa donde trabajaba.
La Licencia por luto sigue como un buen deseo
Hoy existe un proyecto en el Senado para otorgar permisos en el trabajo por luto, son cinco días que tendrá el colaborador, de manera remunerada, para vivir el duelo de perder a un familiar de línea directa.
Y aunque el proyecto sí fue avalado por la Comisión de Trabajo y Previsión Social, el periodo ordinario de sesiones concluyó sin que se discutiera en el pleno, quedó en la lista de pendientes legislativos. El dictamen busca crear la prestación para los trabajadores tanto del sector privado como público.
Mientras tanto, la necesidad de contar con este derecho no se pospone. Para Mari la situación fue compleja, ella, su madre y hermanos enfermaron de Covid. Su madre y hermanos fallecieron y en su centro de trabajo le otorgaron cinco días por duelo.
Cuando se reincorporó a su trabajo, ella es maestra y en esa época se daban las clases por videollamada, tenía temblores que no podía controlar y también lloraba “sin una causa aparente”, también se quedaba dormida de repente.
“Entonces, yo sólo les dije que, por favor, alguien estuviera conectada conmigo por si tenía que desconectarme ante todas estas situaciones, alguien me dio ese acompañamiento”, platica.
No obstante, refiere que algo que la sacó adelante fue su profesión, sus alumnos cantando, jugando, fue una forma en que “mi cabeza empezó a funcionar más, más que mi corazón y mis emociones, empecé a trabajar”.
En un primer momento, pensó que sus empleadores no fueron empáticos, lo tomaron muy a la ligera, no consideraron lo que estaba pasando y simplemente querían que se pusiera a trabajar.
Pero hoy dice, que obligarla a trabajar le ayudó a salir adelante. “Creo que quedarme sin mis funciones, estar viendo a mis niños, trabajando, creando para ellos en ese momento, conociendo nuevas tecnologías y creando actividades. Me hubieran hundido más, entonces de repente digo no, si estuvo bien, o sea, tenía que trabajar, tenía que seguir, tenía que avanzar”.
“El duelo es una experiencia profundamente humana que requiere tiempo”
Viridiana considera que los permisos por luto deberían ser un derecho y no una decisión sujeta a la buena voluntad de una empresa o gobierno.
“El duelo no es un trámite, es una experiencia profundamente humana que requiere tiempo. Nadie está preparado emocionalmente para perder a una pareja, un hijo, un padre. Es un proceso que implica no solo dolor emocional, sino también agotamiento físico, desorientación y, en muchos casos, una montaña de trámites legales y administrativos”, refiere.
Agrega que el duelo es parte de la vida, y las leyes laborales deberían reconocerlo como tal. No debería depender de la sensibilidad del jefe o de la política del área de Recursos Humanos. “Creo que, sin duda, necesitamos un marco legal que reconozca el derecho a vivir el duelo con dignidad, sin miedo a perder el empleo o a ser señalados por ‘no rendir’. Hablar de salud mental también implica proteger el derecho a sanar emocionalmente después de una pérdida”.
La licencia por luto es un derecho laboral reconocido en economías de Latinoamérica como Bolivia, Perú, Colombia, Uruguay, Ecuador, Paraguay, Chile, Argentina, Venezuela.
En México, está a merced de la sensibilidad y empatía de jefes directos o el área de Recursos Humanos, y seguirá así por lo menos hasta septiembre, cuando se reanuden las sesiones ordinarias.
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