En el corazón de Tierra Santa, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, emerge como uno de los candidatos más destacados para suceder al papa Francisco en el cónclave que iniciará el 7 de mayo de 2025.
Este fraile franciscano italiano de 60 años, conocido por su habilidad diplomática y su compromiso con el diálogo interreligioso, ha captado la atención mundial por su labor en una región marcada por conflictos religiosos y políticos. Su trayectoria está marcada por gestos de valentía y un enfoque pastoral cercano, lo cual lo posiciona como un papable con un perfil único.
Pizzaballa tenía sólo dos semanas como cardenal en Jerusalén cuando estalló la guerra entre Israel y Hamás. Frente a periodistas se ofreció a cambio de los niños israelíes que habían sido tomados como rehenes por Hamás el 7 de octubre.
“Estoy dispuesto a un intercambio, a cualquier cosa, si esto puede llevar a la libertad, a traer a los niños a casa… Hay total disposición de mi parte”, dijo y agregó «¿Por qué para los niños israelíes y no para los niños palestinos? Mi respuesta fue… también para ellos estoy listo. No hay problema».
¿Quién es el cardenal Pierbattista Pizzaballa?
Nacido el 21 de abril de 1965 en Castel Liteggio, un pequeño pueblo en la provincia de Bérgamo, Italia, Pizzaballa creció en un entorno rural que forjó su carácter sobrio y auténtico. Desde niño mostró una inclinación por la vida religiosa, inspirado por un sacerdote local. A los 19 años, se trasladó a Jerusalén, donde se especializó en teología bíblica y hebreo, dominando también el árabe, inglés e italiano.
Su llegada a Tierra Santa en 1990 marcó el inicio de una carrera dedicada a tender puentes en una región dividida. Como custodio de Tierra Santa entre 2004 y 2016, lideró a los franciscanos en Israel, Palestina, Jordania y otros países, promoviendo la cooperación con instituciones israelíes y palestinas.
En 2020, el papa Francisco lo nombró patriarca latino de Jerusalén, un cargo que lo convirtió en la máxima autoridad católica en la región, con jurisdicción sobre los fieles de rito latino en Israel, Palestina, Jordania y Chipre. Su labor se intensificó tras el conflicto entre Israel y Hamás en octubre de 2023, donde demostró su compromiso con la paz.
Pizzaballa se ofreció como rehén para liberar a niños israelíes secuestrados por Hamás, un gesto que resonó globalmente. Además, su visita sorpresa a Gaza en diciembre de 2024, donde celebró una misa para una pequeña comunidad cristiana, subrayó su dedicación a los marginados.
¿Por qué es un favorito para ser el nuevo papa?
El cardenal, elevado a la púrpura en 2023 por Francisco, comparte con el pontífice argentino un enfoque pastoral que prioriza la cercanía con los fieles y la justicia social. Su énfasis en el diálogo interreligioso, inspirado por documentos como Fratelli tutti, lo ha convertido en una figura respetada por líderes judíos, musulmanes y cristianos.
Pizzaballa organizó en 2014 un histórico encuentro de oración en el Vaticano entre Shimon Peres y Mahmoud Abbas, consolidando su reputación como mediador. Sin embargo, su postura equilibrada en el conflicto israelo-palestino ha generado críticas: sectores proisraelíes cuestionaron su condena a los bombardeos de 2023, mientras que algunos palestinos lo ven cercano a Israel.
A pesar de su juventud —un factor que podría desalentar a cardenales que prefieren pontificados más cortos— Pizzaballa es visto como un candidato de continuidad con el legado de Francisco.
Su experiencia en una diócesis simbólica pero pequeña, su falta de vínculos con facciones vaticanas y su habilidad para evitar controversias doctrinales lo hacen atractivo para un cónclave que busca un líder global. No obstante, su limitada experiencia en la Curia Romana podrían ser los obstáculos que jueguen en su contra.
Su destino en la Capilla Sixtina dependerá de si los cardenales valoran su visión pastoral, como acordaron este lunes 5 de mayo durante una de las reuniones previas al cónclave.
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